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jueves, 28 de julio de 2022

Punta de las Olas, Pico Añisclo y Baudrimont SE


En nuestra anual visita al Pirineo (muchas más nos gustaría hacer, mas esta nunca falla), teníamos ganas de reencontrarnos con Ordesa, sus cañones infinitos, sus idílicas sendas, las escondidas edelweis, las retorcidas y atormentadas formas de sus alturas, la magnificencia de sus cumbres calcáreas en medio de la desolación rocosa más absoluta y bella en las que alguna chova e inesperadas marmotas, así como alguna pequeña florecilla, parecen ser la única vida posible.
Pradera de Ordesa

Viernes 22 de julio de 2022. Hemos salido de Torla en el autobús de las 6 de la mañana y en apenas 15 minutos nos ha dejado aquí. Desayunamos algo e iniciamos nuestro recorrido en la Pradera de Ordesa poco antes de las 7 de la mañana y optamos por recorrer la Senda de Cazadores y la Faja de Pelay. Nuestro objetivo de hoy es vivaquear en las inmediaciones de la Punta de las Olas pasando por el refugio de Góriz. El recorrido nos añade un par de horas al clásico sendero del fondo del valle, pero como tenemos todo el día por delante, lo tomamos con calma. 





Tras un par de horas de trabajosa subida, llegamos al Mirador de Calcilarruego, donde podemos admirar unas vistas del valle que quitan el hipo. La senda gana en muy poca distancia cerca de 600 metros de desnivel, que nos dejan en la Faja de Pelay, por encima de los 1.900 m. de altitud, y justo debajo de nosotros vemos perfectamente el aparcamiento de la Pradera. 
 
Mirador de Calcilarruego

Vistas hacia la sierra de Tendenera y al Tozal del Mallo

Frente a nosotros el Circo de Cotatuero. Sobre el mismo emerge la Brecha de Rolando, el Casco de Márbore y la Torre de Márbore, por detrás de la loma del Pico del Descargador.

La senda de la Faja de Pelay, además de las excelsas vistas, es muy cómoda, sin apenas desnivel, que en su final se convierte en descendente, hasta quedar pocos metros por encima de la pradera del Circo de Soaso, en las inmediaciones de la Cola de Caballo.


¿Qué será lo que ha visto Iván?

Pues esto. Las Tres Sorores aparecen ante nosotros (De izquierda a derecha: Cilindro, Monte Perdido y Añisclo o Soum de Ramond). A la derecha de las Sorores, más baja, la Punta de las Olas, nuestro destino de hoy.

Edelweis


La Cola de Caballo, bajo la imponente mole del Cilindro.

Cuando llegamos a las inmediaciones de la Cola de Caballo, sin acercarnos a ella ni al fondo del valle, remontamos el circo de Soaso para dirigirnos a Góriz. Tras una parada para comer algo iniciamos el ascenso. En estas horas centrales del día (pasan de las 12) el calor aprieta y el sol nos recuerda que debemos beber, y mucho, para evitar la deshidratación.



Finalmente llegamos a Góriz, donde cargamos agua, e incluso compramos dos botellas extra, ya que este año el Pirineo está muy seco, y no tenemos garantía de poder encontrar torrenteras más arriba. Góriz resulta un oasis donde la parada a comer y beber nos renueva fuerzas y ánimo.

Ante la puerta del refugio de Góriz (2.200 m.)


A partir de Góriz nos dirigimos al Collado Superior de Góriz o del Arrablo. La senda es más cómoda y cada vez estamos más cerca de nuestro destino.


Vista de la Punta de las Olas, desde las inmediaciones del Collado de Arrablo.

Vista hacia atrás, que nos descubre el rojizo Taillón, un viejo conocido, mientras Natxo afronta el último desnivel fuerte antes del collado.

Collado del Arrablo, 2.343 m.

Torre de Góriz, delante del Añisclo. A la derecha, la Punta de las Olas.

Bajada a la Fuen Blanca, en el Cañón de Añisclo.

A partir del Collado del Arrablo, la senda, se adentra en un territorio pétreo de una belleza inmensa. Nuestra ruta recorre diferentes fajas rocosas con vistas hacia el espectacular Cañón de Añisclo, siempre siguiendo la dirección hacia el Collado de Añisclo, que separa los valles de Añisclo y Pineta. Las marcas rojas y blancas del GR11 hacen muy sencillo el seguimiento del itinerario, lo que nos permite deleitarnos con todo lo que nos rodea.

Natxo transitando frente al Cañón de Añisclo.

Pues al final sí que había agua, esta procedente de lo poco que queda del antiguo Glaciar de Ramond.

Durante la subida, bajo las chorreras de agua procedentes del Glaciar de Ramond, empezamos a oír algunos truenos, y de forma intermitente caen algunas gotas que nos obligan a tapar las mochilas con sus fundas y a dejar a mano nuestras chaquetas impermeables. Al final todo quedó en casi nada.


Parece que se me empieza a hacer larga la subida.

La senda, en su camino hacia el Collado de Añisclo, va rodeando la Punta de las Olas por una espectacular faja, en dirección Oeste-Este. Justo cuando empieza a torcer hacia el Norte, unos hitos nos sacan del GR para dirigirnos a la base de una faja superior que defiende el cono terminal de la Punta de las Olas. Una pequeña chimenea-canal que rompe la faja nos permite acceder a su parte superior obligándonos a usar las manos. Estamos a 2.700 m. de altitud. A partir de ahí, un enorme cono pedregoso, bastante empinado aunque cómodo, nos conduce hasta las inmediaciones de la cumbre, unos de 300 m. de desnivel más arriba.


Vivac

Hacia las 18 h. (11 desde que salimos de la Pradera de Ordesa) llegamos a los abrigos que se encuentran bajo el resalte rocoso que forma la cumbre. El lugar es espectacular, mágico, y aquí estamos los tres, solos en la montaña.

Tras comer algo, ponernos ropa seca e instalarnos en el vivac, decidimos subir a la cumbre. Nunca habíamos subido un 3.000 tan tarde, pero es que lo tenemos a 10 minutos de "casa". Sólo tenemos que subir una pequeña chimenea muy cercana al vivac y, a partir de ahí un corto paseíto por las alturas.

Punta de las Olas, 3022 m. (3.002, según publicaciones)

Sólo resta volver, preparar la cena y disfrutar de las vistas (ver foto con la que he abierto esta entrada) antes de meternos en el saco a soñar con mañana.



Cena con vistas.

A las 5 de la mañana del sábado 23 suena el despertador. Es difícil no hacerse el remolón en el saco, pero el día de hoy será intenso y largo, muy largo. Sin salir del saco (Tengo frío) empiezo a calentar agua para los cafés. Poco después de las 6 saldremos de nuevo hacia la Punta de las Olas. La Punta de las Olas da acceso a un pequeño valle colgado por encima de los 2.900 m. de altitud rodeado de varias cumbres de más de 3.000 m.: La Punta de las Olas, Añisclo, Monte Perdido, Espalda de Esparrets, Baudrimont NW y Baudrimont SE. Nos llama poderosamente la atención que el acceso más sencillo a este valle sea a través de una cumbre y no de un collado. Por eso, cuando volvamos, habremos pisado la cumbre de la Punta de las Olas 3 veces en 15 horas.

Preparando el desayuno.

Iván y Nacho en la Punta de las Olas. Son las 6:20 y las nieblas cubren el valle de Pineta. Ante nosotros el Pico Añisclo parece una chimenea humeante por la niebla. Hacia él nos dirigimos.




Toda el itinerario está jalonado de mojones o "cairns" aunque la poca luz que hay todavía nos hace mantener la atención para encontrar la mejor vía de subida. Finalmente encontramos una traza que sube decididamente hacia el Añisclo. La subida es dura, pero hoy vamos sin el peso de ayer y se agradece.




La pedregosa ladera oeste del Añisclo nos hace sudar. Tras nosotros los dos picos de Baudrimont.

Una vez llegados a la arista, sólo queda crestear (muy, muy fácil, sin necesidad de usar las manos) un poco hacia el sur hasta la cumbre del Añisclo. 

Iván, al llegar a la arista, con Monte Perdido tras él. Abajo, el circo del extinto glaciar de Ramond.

Iván en la cumbre.

Natxo y yo llegando a la cumbre.

Natxo nos da otra perspectiva...

Y por fin, la cumbre. Pico de Añisclo o Soum de Ramond, 3.256 m.

Nos encanta esta luz en la cumbre. Son las 7:45. Estamos solos.

Tras disfrutar un ratito de la cumbre, sus vistas y nuestra soledad, mientras empezamos a ver movimiento en el Perdido, decidimos bajar para decidir qué hacer. Aunque en principio teníamos idea de subir a Monte Perdido (todos lo habíamos hecho antes, pero nunca por aquí), el corredor que lleva hasta el collado de Monte Perdido está sorprendentemente cargado de nieve y no hemos traído crampones ni piolet, por lo que queda totalmente descartado. Pensando en la cantidad de horas que nos faltan hasta volver a la Pradera de Ordesa, decidimos descartar la Espalda de Esparrets y el Baudrimont NW. Así que nos dirigimos a Baudrimont SE, algo más bajo, pero muy bonito.


Descenso del Añisclo

Observando el corredor que da acceso al Collado de Monte Perdido. Sin crampones y piolet, no.

Baudrimont SE

Desde el fondo de la vaguada, el Baudrimont SE es una cumbre pequeña, muy esbelta, con una subida muy corta pero con una cumbre rocosa y estrecha que obliga a poner las manos en una pequeña trepada. Sus vistas son espectaculares.



Casi en la cumbre, vistas hacia Monte Perdido

Mirando hacia el Balcón de Pineta.

Balcón de Pineta con el Lago de Márbore en el centro. Sobre él, la brecha de Tucarroya. Justo detrás entre sol y sombre, el Pic de Pimené. A la izquierda del todo, los Astazus.

Vista hacia la Punta de las Olas.

Foto de familia: Baudrimont SE. 3.026 m.

Sólo nos queda descender para volver a pasar por la Punta de las Olas y bajar al vivac para recogerlo todo. Después, el largo descenso hacia el valle.


De nuevo, camino de la Punta de las Olas.

Iniciamos el descenso tras recoger el vivac. Toca deshacer el camino de ayer.



Camino del Collado de Arrablo con la Torre de Góriz de fondo

Torre de Góriz

El Taillón (en el centro, de tono rojizo) y el casco (a la derecha). Entre ambos, y con buena vista, se llega a apreciar el dedo de la falsa brecha, así como la caliza gris de la Punta Bazillac, junto a la Brecha de Rolando (que no se ve).

En Góriz, Iván cuidándonos.

En Góriz ya notamos que es sábado, y lo que ayer fue un oasis hoy es un hervidero de gente. Decidimos bajar rápidamente, pues la pradera aún está lejos y abajo nos espera una amiga muy especial a la que tenemos muchas ganas de ver.


Y es que la bajada de Ordesa, aunque cómoda, es larguísima, y en nuestra cabeza ya está sólo llegar abajo.


Última foto antes de dejar Ordesa.

¡Y aquí está nuestra amiga especial! ¡Qué ganas teníamos de verla y de beberla!

Poco después de las 18:30 llegamos a la Pradera de Ordesa donde degustamos una jarra de cerveza que nos sabe a gloria. ¡Nos la hemos ganado! Y no sólo eso. En Torla nos espera el colofón.

El colofón.

Tras coger el autobús a Torla, donde constatamos que éramos los "puretas" del bus, pero con una sonrisa de oreja a oreja, y tras una ducha reparadora, con una gran cena pusimos colofón a un fin de semana magnífico, con una actividad magnífica, en una compañía magnífica y en unas montañas magníficas.

Nos vemos en las montañas.

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*Las diferentes fotos han sido realizadas por los tres participantes de la actividad, Natxo, Iván y el autor del blog, Javier.

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