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martes, 23 de agosto de 2016

Ordesa y Cola de Caballo

 Fecha de la actividad: 07/08/2016

Siguiendo con las vacaciones familiares, el 7 de agosto decidimos desplazarnos a Torla desde el Camping Valle de Tena donde nos alojábamos. Tras cruzar el Cotefablo, llegamos a Torla donde se hace necesario tomar el autobús que sube a la Pradera de Ordesa, ya que en los meses de verano ésta está cortada al tráfico rodado.

Esta es una excursión clásica, familiar, fácil (algo larga para los peques) y de postal. La verdad es que, dada su fama, la pega de esta excursión es la de compartirla con una auténtica "romería" de gente, gente de lo más variopinta, que va desde el montañero que se dirige a Góriz, camino de Monte Perdido o cualquiera de sus enormes satélites (Añisclo, Cilindro, Márbore, Punta de las Olas, o los más lejanos Taillón, Gabietos, Picos de la Cascada, Casco o Torre de Márbore), hasta la familia de chancletas y "bambas" de lona y cara de sufrimiento, pasando por el excursionista sin más pretensión que disfrutar de un agradable día en el monte. Pero este es el peaje que hay que pagar un domingo de agosto (y no demasiado temprano) para disfrutar de la grandiosidad del inmenso cañón que el Río Arazas ha excavado paciente durante milenios, para regalarnos uno de los paisajes más espectaculares del Pirineo.


Nada más bajar del autobús, nos recibe esta estampa del Tozal del Mallo, que preside la entrada del Parque.


El camino es comodísimo en todo momento.


Uno de los peques se encuentra con una sorpresa... ¡que se deja fotografiar!


El camino discurre con el fondo musical del río Arazas, que nos acompaña durante todo el recorrido.


Una buena primera parada es la Cascada de Arripas, en la que hay un excelente mirador, donde paramos a comer algo y a admirar el espectáculo.


Más adelante llegamos a la Cascada del Estrecho.


Aquí, las caras de los peques parecen decir "basta de torturarnos" así que el abuelo se presenta voluntario (y aliviado) a quedarse con ellos mientras los papis continuamos con la excursión.


En el bosque de Hayas, la luz se hace tenue y cálida, y nos protege del sol del mediodía. ¿Qué tendrán los hayedos que tanto me gustan?


Las Gradas de Soaso. Sin comentarios.


Superadas las Gradas, llegamos al Circo de Soaso, sobre el que se asoma el Monte Perdido (izquierda) y el Pico Añisclo o Soum de Ramond (derecha).


Siempre es emocionante volver a encontrarse con este viejo amigo.


Al fondo del circo, a la izquierda, algo escondida, aparece la Cola de Caballo, tan bonita como siempre.


Aunque está llena de gente, encontramos una sombra para comer y logramos hacernos un hueco para la foto... ¡sin nadie detrás!


De bajada, bajo las imponentes paredes del sur del cañón, bajo la sierra Custodia.


De nuevo en el Bosque de Hayas, me entretengo con los juegos de luces y sombras.


Bajamos rápido y en dos horas nos plantamos en la Pradera, donde nos espera toda la tropa. Volvemos a tomar el autobús a Torla, de la que nos despedimos hasta la próxima, porque habrá próxima vez, seguro.


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