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domingo, 24 de marzo de 2019

El Montgó, la montaña del mar.


Reconozco que soy bastante dado a repetir, por comodidad y falta de tiempo principalmente, las zonas por las que me muevo en montaña. Cierto es también, que hay montañas visibles, en muchos momentos de la vida, que a fuerza de no subirlas, crean en nuestra imaginación una mística especial.


Montgó, desde la playa de Rabdells en Oliva


Ese es el caso del Montgó. Esta mole caliza, visible desde muchos puntos de la Marina y la Safor, siempre me ha recordado a la silueta de aquella serpiente que se tragó a un elefante en El Principito. Esa silueta me ha acompañado en muchos momentos de playa y relax, siempre presente en el horizonte, siempre atrayendo mi atención.

Último baluarte de las béticas, con sus 753 metros de altitud, su cresta oriental desciende hasta el cabo de San Antonio para después hundir sus raíces en el Mediterráneo, entre las poblaciones marineras de Dènia y Xàbia.

El caso es que aprovechando unos días de descanso en Oliva, el 18 de marzo me acerqué a Dènia, a la Ermita del Pare Pere, para realizar un recorrido circular que me permitiera conocer diferentes aspectos de esta hermosa montaña.

Ruta en Wikiloc (El desnivel indicado en el track está evidentemente exagerado, pero al no llevar altímetro ese día, no lo puedo corregir. Es lo que tiene fiarse del móvil).

 Paneles indicativos al inicio de la ruta

Pocas decenas de metros después de dejar el coche en la urbanización en la que se encuentra la Ermita del Pare Pere encontramos los primeros paneles indicativos que nos conducen enseguida a la cadena que corta el paso a vehículos al inicio del Camí de la Colònia, una preciosa pista que recorre toda la vertiente norte del Montgó con fantásticas vistas sobre la costa de Dènia.

Inicio del Camí de la Colònia

 Camí de la Colònia

 Desvío que nos conduce a la Cova de l'Aigua, por la que no pasé, aunque queda pendiente su visita, ya que el desvío hacia la cumbre queda bastante cerca de la misma.

 Dènia, siempre a nuestros pies


 Los flancos del Montgó están defendidos por espectaculares paredes verticales



 Tras superar alguna trepada sencilla, por encima de los cortados, llegamos a la parte superior de la sierra desde donde ya podemos ver la Creu de Dènia, de 696 msnm. primera de las cumbres del día.


 Hacia el sur, encontramos a nuestra vieja amiga, la Bèrnia y toda su cresta. A la izquierda identificamos el Penyal d'Ifach.

 Creu de Dènia, 696 msnm.

 Hacia el norte, Dènia i el Golfo de Valencia.

 Hacia el Cap Gros del Montgó

 Penya dels Sesterets, muy cerca de la cumbre.

 Vista hacia atrás, la Creu de Dènia. Al fondo, la silueta piramidal del Montdúver

 Cabo de San Antonio

 Sierras de Bèrnia y El Ferrer. Entre las nubes, aparece la mole del Puig Campana

 Hacia el norte, Serra de Segària

 Vértice del Montgó, 752 msnm.
 Al sudeste, Xàbia, entre los cabos de Sant Antoni y La Nao

 Penyal d'Ifach, sobre Calpe

Tras coronar, el descenso lo realizo por la cresta opuesta, la oriental, siempre de cara a Xàbia. Tras un descenso de, aproximadamente, una hora, en el área de la Cova del Camell, enlazamos con el final del Camí de la Colònia, justo en el extremo opuesto del camino que hemos tomado por la mañana, por lo que tendremos que recorrerlo íntegramente para volver al inicio de la ruta.

Xàbia desde la cresta oriental.

 En busca del Camí de la Colònia

Desde el Camí de la Colònia, la cumbre del Montgó

 Horno de cal


Valeriana roja o Herba de Sant Jordi (Centranthus ruber)

 Los riscos que defienden la vertiente norte.

Los bancales delatan el pasado agrícola de la sierra.

Tras algo más de cuatro horas y media de caminata, de regreso al punto de inicio, pienso satisfecho en la montaña recién conocida, y en la cantidad de rincones que me quedan por ver. La posibilidad de hacer la ruta circular me ha dado una fantástica visión de conjunto, pero muchos rincones permanecen ocultos y desconocidos, esperando ser descubiertos.

La montaña que sirvió de faro y guía desde la Edad Antigua a los marineros que surcaban estas aguas del Mare Nostrum, sigue guardando muchos secretos para quien, como yo, la hemos imaginado tantas y tantas veces desde la distancia.

Nos vemos en las montañas.

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