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martes, 19 de junio de 2018

Cresta de Bèrnia integral. Montaña, mar y partido del mundial.


FECHA DE LA ACTIVIDAD: 15 y 16 de junio de 2018
COMPONENTES DEL GRUPO: Nacho, Iván y yo mismo.

Hay ocasiones en las que todo se conjuga de tal manera que las cosas no salen tal y como las habías planeado, y al final el resultado es mejor que el previsto. El plan era fácil: el viernes a las 18:30 en el supermercado para comprar. Salimos a las 19 de Alcoy y antes de anochecer llegamos al Forat de Bèrnia para vivaquear, que con luz será más fácil encontrar dónde dormir. Al día siguiente recorremos la cresta y a la hora de comer, al coche.

Nacho y yo llegamos al súper, y mientras esperamos a Iván, comentamos la mala pata que tenemos, que para una vez que conseguimos quedar, coincide con el España-Portugal del mundial, que qué le vamos a hacer. Qué mala suerte también lo de Natxo, que al final no ha podido venir y sólo somos tres, con lo que nos apetecía que viniera... De repente aparece Iván con una sonrisa provocadora: "¿Qué? ¿Paramos de camino a cenar y vemos el fútbol?" Nacho y yo nos miramos desconcertados, no lo esperábamos. "Bueno, ¿qué decís?" ¿Qué narices? ¡Vamos a ver el fútbol! Total, nadie nos mete prisa. Así que, buscando, buscando, paramos en Castell de Guadalest a ver el fútbol.

 Esto se hace al final de la actividad, ¿no? Hoy toca cambiar el orden.
 
El Castell de Guadalest.

Satisfechos por el partidazo, volvemos al coche para buscar, tras pasar Callosa d'En Sarrià la carretera de montaña que nos lleva a la Font de la Barca, cerca de la cual nos dejaremos el coche. Pero como nadie tiene demasiado claro el acceso, nos toca perdernos un par de veces hasta encontrar el camino correcto. La subida hacia nuestro destino, llena de baches, estrecha y con grandes rampas, se vuelve terrible con la noche, y el coche de Iván sufre y se queja, y nos deja un preocupante olor a embrague quemado. 
Finalmente llegamos a nuestro destino hacia las 23:30. Poco antes de la medianoche nuestros frontales alumbran el camino hacia el Forat de Bèrnia.



Aunque perdemos la senda un par de veces, finalmente la encontramos y, poco antes de la una, llegamos al Forat de Bèrnia, espectacular cavidad que, en su fondo, forma un estrecho túnel que atraviesa la sierra para unir las vertientes sur y norte

Encontramos, delante del Forat, un espacio llano donde poder colocarnos los tres. La vista es espectacular.

 Desde nuestro vivac, mirando hacia Altea, L'Albir i Benidorm.

Nuestro vivac, el sábado por la mañana.

A las 6 me despierta la luz del alba y, aunque intento quedarme en el saco, no aguanto más de cinco minutos sin levantarme y coger la cámara como un poseso.

 El sol acaricia las cumbres de Puig Campana i Ponoig

 Altea, L'Albir, la Serra Gelada i, a la derecha, Benidorm.

Iván y yo cruzamos el Forat para ver el amanecer. (Foto Iván)

 Amanece sobre el Mediterráneo. Al fondo a la izquierda, el Montgó.

 La Serra del Ferrer, con su peculiar orientación Norte-Sur.

De vuelta a la vertiente Sur, la entrada del Forat, magnífica ventana hacia la Marina Baixa

Tras despertar a Nacho y desayunar, recogemos todo y hacia las 7:30 volvemos a cruzar el Forat hacia la vertiente norte. Inmediatamente encontramos las características motas rojas que marcan el recorrido de la cresta y que nos dirigen hacia nuestra derecha (alejándonos de la cumbre de Bèrnia) por unas trepadas fáciles y terreno pedregoso.


Tres cuartos de hora después, llegamos a pie de vía. Toca equiparse para iniciar la ascensión.


 En primer plano, Penyes del Portitxol, inicio de la cresta.

Ganando la cresta (Foto Nacho)

La cresta de Bèrnia recorre, durante unos 3 kilómetros, la línea divisoria entre las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baixa. La orientación de esta sierra es Este-Oeste. Nosotros la recorremos hacia el Oeste, hacia el interior, de espaldas al mar, en dirección a la cumbre de la Bèrnia.

 Vista dela primera parte de la cresta, con tramos bastante afilados.

Destrepe de III que se puede salvar con un corto rápel, que desechamos (en buena hora). 

 Preparando el segundo rápel, este es inevitable.

 Iván rapelando.

Tras el segundo rápel, una sucesión de trepadas nos llevan hasta la vertical del Forat, por el que hemos transitado esta mañana.


Tras superar la vertical del Forat, encontramos la reunión de un tercer rápel. Por la disposición de la reunión, todo indica que debemos dejarnos caer hacia el sur de la cresta, pero unas flechas pintadas en la pared nos indican la bajada hacia la otra vertiente. Además no vemos claro cómo continuar después del rápel hacia el sur, mientras que al norte intuimos, en caso de equivocación, una fácil huida hacia el Forat. Finalmente, la prudencia nos decanta por esta opción... pero a mí me suena la otra, no sé por qué.

Iván rapelando. Arriba espero mi turno. (Foto Nacho)

Tras una trepada volvemos a ganar la cresta y comprobamos que los puntos rojos vienen de la otra vertiente, lo que confirma mis sospechas, ya que se podía rapelar hacia el sur. De todas formas, ambas opciones se revelan como buenas, ya que nos permiten alcanzar el mismo punto de la cresta, aunque quizá hayamos hecho algo más de desnivel que por la otra vertiente.

 La Bèrnia, desde la Panxa Blanca.

 Vista hacia atrás.

 Antes del 4º rápel (el 3º para nosotros) vemos el paso clave que discurre sobre la cresta rocosa sobre la cueva del centro de la fotografía.

 Nacho, preparando el rápel

 Nacho rapelando.

El rápel, desde abajo (Foto Iván)

Poco después encontramos el paso clave de la travesía, una corta placa de V grado, con una espectacular travesía sobre una bonita cresta rocosa.

 Iván afrontando el largo, con Nacho asegurando en la reunión.

Yo mismo, en el mismo paso, fotografiado desde la reunión (Foto Nacho)

Tras la reunión, hay una trepada larga por diferentes repisas sin apenas espacio donde parar para volver a ponerse las botas, por lo que la hago con los pies de gato que me he puesto para el paso de V, que me están matando los pies.

En la repisa (Foto, Iván)

 Por encima de la trepada, volvemos a ganar la cresta.

Vista atrás, progresando por la cresta. (Foto Nacho)

El tramo entre el paso de V grado y el Portitxol, posible punto de escape de la cresta y punto donde hemos decidido parar a comer, se nos hace eterno. El famoso paso me ha costado mucho de superar y la tensión me ha dejado sin pilas. El Portitxol no llega y nos encontramos con un destrepe muy largo (unos 20 metros) y que afrontamos con muchas precauciones. Tras el descenso de Nacho y mientras Iván afronta el final del destrepe, empiezo a descenderlo con todos los sentidos alerta. En un momento dado miro hacia arriba para comprobar lo que ya he descendido y allí la veo, una preciosa reunión para rapelar. Lo comunico, pero Iván y Nacho ya han conseguido bajar y la cuerda la tiene Nacho, así que hubiera preferido no verla. Con los nervios de punta y maldiciendo entre dientes, consigo terminar el destrepe. Estoy agotado.
Como podrán comprender los lectores, durante todo este tramo olvidé que llevaba una cámara de fotos (que tengo dentro de la mochila, ya que no quiero progresar por la cresta con la réflex colgando del cuello, ¡qué peligro!) así que la siguiente imagen que fui capaz de tomar fue cuando, por fin, llegamos al Portitxol para comer.

 Nacho, comiendo en el Portitxol.

Hacia las 13:30 decidimos continuar hacia la Bèrnia. Aunque ya no usaremos la cuerda, nos queda más de una hora con trepadas, destrepes, algunos tramos equipados con cuerdas y cadenas, y calor, muchísimo calor, que nos está fundiendo por completo.

(Foto Nacho)

 Últimas rampas antes de la antecima.

 Con el calor, los ojos se van hacia el mar. ¡Menudo bañito me iba a dar!

 ¡Por fin la cumbre!

Llegamos a la cumbre a las 14:30, siete horas después de empezar la actividad, y seis horas después de iniciar la cresta. Soy el único que no había subido antes a la Bèrnia, y esto lo convierte en un momento muy especial para mí.
La vista desde la cumbre es sobrecogedora, con el mar de fondo y otro mar, pero de montañas, a nuestro alrededor.

El Montgó, sobre Xàbia i Denia.

 Serra de Segària

 Mi preferida: desde la cumbre, la cresta de Bèrnia parece llevarnos hasta el Peñón d'Ifach, en Calpe

 Puig Campana, Ponoig, Aitana, Serrella, Xortà...

 Aitana

 Xortà, con Serrella en segundo término.

El descenso por la normal no es sencillo, menos con el cansancio acumulado. Una serie de destrepes, algunos equipados con cadenas, y una sucesión de pedreras, nos llevan hasta el Fort de Bèrnia.

 Fort de Bèrnia

Finalmente llegamos al coche, junto a unas pequeñas casas de veraneo a los pies de la cresta, con unas magníficas vistas hacia el mar y la montaña. Son las cuatro de la tarde.


A la sombra de una higuera comemos y reponemos fuerzas.


Agotados, pero satisfechos por la magnífica actividad, nuestra mente ya vuela pensando en la próxima. ¿Cuándo? ¿Dónde? No importa. Pero seguro que con amigos, con quien todo sabe mejor.

¡Natxo, a la próxima contigo también!

Panorámica integral de la cresta desde nuestro "aparcamiento".

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